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Alicia, una bebé llamada “Milagro”: su madre en el embarazo tuvo cáncer de seno

28 de mayo de 2015
Alicia, una bebé llamada “Milagro”: su madre en el embarazo tuvo cáncer de seno

Con motivo del 28 de mayo “Día Mundial de Acción por la Salud de la Mujer” y la última semana de mayo dedicada a la familia, El Catolicismo ha querido publicar la…

El 1 noviembre de 2013 se enteró que estaba embarazada,  en este momento tenía 13 semanas de embarazo, esta noticia fue de gran alegría para ella y su esposo.  Catalina nos cuenta como posteriormente se entera del cáncer de seno:

“Desde principios de 2012 venía haciéndome ecografías de control por una condición fibroquística que aparentemente era normal, tenía una bolitas en el seno derecho. En aquel momento, esto no me quitaba el sueño, pero mi ginecólogo  me pidió hacerme una nueva ecografía con una radióloga especial. Me dieron la cita  para  el 21 de noviembre, el día de mi cumpleaños, ese día fui en la tarde sola a hacerme el examen y desde el primer momento la doctora que me estaba atendiendo cambio su expresión y empezó a hacer movimiento de "No" con la cara mientras me decía: Esto no me gusta, no se ve nada bien. Me solicitó una biopsia para el día siguiente en la mañana. Yo salí muy desubicada de esta cita, no quería imaginarme lo peor, pero la mente vuela y arma una película en cuestión de segundos.

Esa misma tarde mientras pedía la autorización para la biopsia y esperaba mi turno en gran sala, se sentó una mujer junto a mí y me dijo de la nada: No te preocupes por nada, ten la seguridad de que Dios está contigo y vas a estar bien. Me entregó un librito chiquito de oraciones y se fue.  Yo quedé más sorprendida aún, acaba de sentarse junto a mí un ángel y me había recordado que Dios  siempre está conmigo.

Al día siguiente me hicieron la biopsia, todo esto en comunicación permanente con mi ginecólogo quien estuvo al frente del tema. Pasaron los 8 días más largos de mi vida. El miércoles 27 de noviembre me encontraba en mi oficina y me llamaron a decirme que mis resultados estaban listo, que podía acercarme a recogerlos y que fuera acompañada. Llegué con mi esposo, mi mamá y mi hermana, la radióloga que me había atendido inicialmente me entregó un  sobre y me confirmó la noticia, tenía cáncer de seno, con múltiples nódulos, ya de un tamaño importante y aparentemente agresivo, este cáncer era hormonodependiente por lo que había acelerado su crecimiento durante el tiempo que llevaba de embarazo”.

Catalina tenía una compleja y gravísima circunstancia de salud, como ella lo expresa, tenía un caso de emergencia que no daba espera, era necesario empezar a actuar de inmediato y tratar el cáncer antes de que éste les llevara la delantera. Al explicarle la situación crítica de su caso, le ordenaron muchos exámenes para verificar si tenía metástasis en otros órganos, pero lo que más le preocupaba a esta valiente mamá, era su embarazo, ¿qué iba a pasar?...

En menos de 24 horas la habían visto 2 mastólogos y un oncólogo, de ellos recibió las siguientes opiniones:

  • La posibilidad de continuar con su embarazo teniendo claro que empezar un tratamiento de quimioterapia podía traer efectos secundarios a su bebé, sin tener garantía del 100% que esto no le fuera a afectar.
  • O suspender el embarazo, porque correría un riesgo muy grande para ella al tener 36 años de edad (con un esposo y otros dos hijos), teniendo claro que también podría peligrar la vida de su nuevo hijo.

La situación era muy difícil, le dieron un día para tomar la decisión de suspender o continuar con su embarazo, ella nos cuenta sobre este momento tan complicado:

“Estas han sido las 24  horas más intensas y angustiosas que he vivido junto con mi marido, yo me sentía incapaz de suspender el embarazo, pero por otro lado tenía que ser consciente del riesgo tan grande al que estaba exponiendo a mi bebé. Le pregunté a todos los médicos que conozco, a un padre, a psicólogos, y empecé a buscar esta respuesta pensando que el Espíritu Santo me hablaría a través de alguien y la verdad ninguna respuesta me dejaba tranquila. La última persona con la que hablé fue con mi ginecólogo, es el ser más maravilloso, profesional y sobre todo humano que he conocido. El me hizo varias reflexiones en este momento diciéndome:

Catalina, hoy tu bebé está perfecto, es un bebé normal, no tiene nada, ¿por qué le vas a quitar la oportunidad de vivir, si está bien?. Yo me comprometo contigo a revisarlo todos los días si es necesario, le vamos a hacer seguimiento cada semana y si en algún momento vemos que algo no está bien y que tu bebé está en riesgo, yo voy a ser el primero en decírtelo y revisaremos que medidas hay que tomar. Por ahora continúa tu embarazo, empieza tu tratamiento y cuenta con que yo te voy a ayudar... Estas palabras fueron suficientes para tomar una decisión.  Mi marido y yo decidimos continuar con el embarazo y en ese momento nos llenamos de fe, de confianza en Dios y de certeza de que todo saldría bien”.

A la siguiente semana, le hicieron toda clase de exámenes, mamografías, resonancias, tac de tórax, le pusieron el catéter para empezar su tratamiento y Catalina se puso en manos de Dios y fue a la Eucaristía antes de su primera quimioterapia, sobre esto nos cuenta:

“Me daba la tranquilidad y seguridad para saber que todo estaría bien. Durante la Misa le pedí con tanta devoción que me acompañara, protegiera a mi bebé y a mí y me diera la tranquilidad que Él estaba conmigo. Cuando pasé a comulgar, una señora en la fila me tomó la mano y me entregó algo. Cuando yo abrí mi mano, ví una camándula de la Virgen del Carmen, traté de  buscar a la señora pero ya después no la encontré, con esta señal supe que Dios estaba conmigo y nada me pasaría”.

Catalina Suescún, comenzó a brillar con una luz de maternidad muy especial que se proyectaba por su gran fortaleza y esperanza. Estuvo muy acompañada por su familia, recibió muchos mensajes de apoyo, tuvo cadenas de oración con  personas conocidas y que no conocía, de otros países, le mandaron camándulas, novenas, agua bendita y de manera muy especial también le llegó la visita de la Virgen de Schoenstatt a su casa y con su familia le hizo la novena.

Sólo por gracia de Dios y como un milagro, su embarazo iba evolucionando muy bien, le hicieron 6 quimioterapias, logró llegar a la semana 34 de embarazo y en ese momento ya debía nacer su hija, una bebé esperada con gran sacrificio, fatigas y esfuerzos, lo más sorprendente y providencial es que justo en el tiempo de su nacimiento, Catalina ya debía cambiar de quimioterapia lo antes posible ya que el nuevo tratamiento no lo podía recibir estando en embarazo.

Por lo que podríamos decir, Alicia es una bebé llamada Milagro, más aún por lo que Catalina también nos contó del parto:

“Mi ginecólogo me acompañó como lo había prometido semana tras semana y llegando el momento de programar el parto él tuvo un inconveniente de salud, lo tuvieron que operar del corazón y no pudo estar conmigo para recibir a Alicia.  El me dejó muy recomendada con un médico colega de toda su confianza. Para el día del parto se tenía planeado que Alicia naciera por cesárea, sin embargo, ese día me pusieron pitosín para inducir contracciones y tener algo de trabajo de parto. La bebé tenía muchas circulares y parecía riesgoso un parto  natural. En el momento que me estaban llevando a la sala de cirugía aparece una enfermera pidiendo que me devuelvan porque se atravesó un parto de emergencia, yo ya tenía muchas contracciones en este momento, Alicia no se esperó a la cesárea y nació por parto natural en el cuartico en el que me estaban preparando. Nació perfecta, de 1700 gramos, no necesitó oxígeno, sólo duró 3 días en la encubadora y al tercer día salió de la clínica para la casita con nosotros !!!!, Alicia era un milagro”.  

Para Catalina una mujer que salió victoriosa de esta gran batalla contra el cáncer de seno, ya con su hermosa hija Alicia, su principal premio y bendición, continuó la lucha por su vida con el tratamiento a los pocos días del parto, le hicieron 12 quimioterapias, mastectomía radical, después 28 radioterapias y otras 12 quimioterapias más y como otro gran milagro, el 10 de abril del 2015 terminó su tratamiento: 

“Llena de vida, llena de optimismo, con muchos aprendizajes, más cerca a Dios y a la Virgen que nunca, con la confianza y la certeza que Dios vive conmigo, me acompaña, me dirige, guía todos mis pasos y que con su presencia todo está perfectamente bien”. Catalina Suescún.

Catalina actualmente vive con sus tres maravillosos hijos y su amado esposo Diego, quien también ganó junto a ella, esta dura batalla y como un gran guerrero de la fe, vive atento a escuchar la voz de su corazón, nos invita a reflexionar que además de las oraciones o de participar en la Misa -donde Dios también nos alimenta, fortalece y sostiene-,  es necesario y prioritario poner también de nuestra parte para recibir su ayuda y ayudarle a Él a que acontezcan los milagros, como ha sido en el caso de su esposa:


Para finalizar, escuche a continuación con detalles esta extraordinaria historia a través de la entrevista a Catalina y Diego que se emitió en el programa radial de la arquidiócesis de Bogotá  “Iglesia Discípula y Misionera” en el Minuto de Dios, un testimonio con muchas pruebas, ejemplo de vida, donde para Dios no hay imposibles y manifiesta su infinita misericordia.


 

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