Un matrimonio que florece en el amor de Dios

"Que así como su relación de amistad y noviazgo por tantos años, su matrimonio permanezca también con el sello de la Misericordia". 

Son muchas las parejas que como ellos, tienen un gesto de gratitud y consagración a la Virgen para que les ayude en todos sus proyectos y necesidades durante el matrimonio.

A continuación les compartimos una carta que les escribieron para el día de su matrimonio y con la que invitamos a más parejas para que al finalizar la celebración eucarística de su boda se consagren a la Virgen y le ofrenden el arreglo floral.

¿Quién podrá unirlos en el de Amor de Cristo?

La Santísima Virgen María, obedeciendo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Queridos Iván y Sandra hermosa:

Así como San Juan Diego, al llegar junto al cerro llamado Tepeyac, mientras amanecía escuchó una voz que lo llamaba por su nombre, ustedes también han escuchado la voz maternal de nuestra Amadísima Madre, para igual que ella decirle SI a Dios.

Hoy en esta fecha tan especial en la que ustedes decidieron casarse, así como la Virgen le dijo a Juan Diego "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen…". 

Así mismo se dirige hoy a ustedes para que con Ella construyan su hogar como Templo donde habite siempre su Hijo Jesucristo y a través de ustedes, se vea la Gloria de Dios, como fieles testigos de su amor y misericordia.

En el mundo en que vivimos un “matrimonio guadalupano” es ya un milagro, un matrimonio abierto a la vida, es decir un matrimonio que se fía de la maternidad en la fe, en la intercesión de la Santísima Virgen María para aceptar la Voluntad de Dios en el día a día.  Así mismo, para cuando les falte el vino del amor verdadero, el amor en comunión con Cristo a través de su Palabra y la Eucaristía, Ella los acompañe para que nada, ni nadie los separe.

Confíen en que la Virgen siempre intercederá para que compartan y permanezcan con el vino de la paciencia, el sacrificio, la aceptación del otro sin pretenderlo cambiar más bien cambiar por amor a su destino. Ella, especialmente les dará el vino del ofrecimiento, en momentos de dolor y de tristeza que son el vino donde realmente se descubre si la relación está embriagada por el Espíritu Santo para ver que lo imposible puede ser posible.

Así en el manto sagrado del altar para compartir juntos sus vidas en una sola carne, florecerá la humanidad de un amor divino que acontece en el encuentro de dos vidas para estar en comunión y testimoniar que sólo unidos a Él, un Amor más grande que abraza sus historias y los deseos más profundos de su corazón pueden ser felices, entendiendo que la felicidad es caridad más aún cuando hay heridas que necesitan ser sanadas y besadas con misericordia.

Finalmente, mis queridos amigos la Virgen les enseñará a permanecer como Ella, firmes en la Fe, especialmente en las circunstancias en las que el “rostro desfigurado de Cristo” también se les revele cuando lo experimenten cargando la cruz o crucificado, es decir cuando en el otro o en su propia vida no vean Su mirada y es justo ahí, donde a pesar de la fatiga, tendrán más bendición, porque Él ha vencido la muerte y vencerá cualquier obstáculo que se les presente para que puedan vivir unidos y para siempre el cielo aquí en la tierra y peregrinen juntos hacia la eternidad.