En el Consejo de Seguridad de la ONU se hablará sobre los cristianos perseguidos

El viernes por la mañana, en Nueva York, se llevará a cabo una sesión del mayor organismo de las Naciones Unidas en la que se discutirá sobre la condición de las minorías en la región afectada por la violencia de los fundamentalistas islámicos. Para ofrecer un testimonio sobre el drama específico que están viviendo los cristianos de Irakparticipará el patriarca de los caldeos, Raphael Sako:

La intención de convocar una sesión del Consejo de Seguridad sobre el temas de las minorías perseguidas en el Medio Oriente había sido anunciada a principios del mes por el ministro del Exterior francés, Laurent Fabius, durante una visita a Rabat. Acababa de suceder la trágica masacre de los coptos egipcios en Libia. El 13 de marzo, para insistir sobre el argumento, llegó la delcaración conjunta presentada por el Vaticano, Rusia y Líbano al Consejo para los derechos humanos de Ginebra. La declaración fue suscrita por 65 países miembros de la ONU. «Pedimos a la comunidad internacional –se lee en el texto– que sostenga la presencia de todas las comunidades étnicas y religiosas que tienen profundas raíces históricas en el Medio Oriente». Comunidades que ven amenazada «su misma existencia por el así llamado Estado Islámico (Daesh), por al-Qaeda y los grupos terroristas afiliados». El peligro es que desaparezcan completamente los cristianos de la zona.

El debate en el Consejo de Seguridad de la ONU será el primero dedicado a la persecución de los cristianos. Y llega después de que en los últimos meses las comunidades cristianas locales hayan denunciado en repetidas ocasiones la falta de respuestas por parte de la comunidad internacional. Y no dejan de llegar imágenes de cruces derribadas, de Iglesias destruidas por el llamado EI.

Desde hace más de nueve meses, miles de cristianos se han visto obligados a huir de Mosul y de la Llanura de Nínive sin poder llevarse nada, por lo que están viviendo en condiciones insostenibles en el Kurdistán iraquí. Y es un problema que va más allá de la cuestión del Califato. Hace algunos días, durante un discurso pronunciado ante el parlamento, justamente el Patriarca Sako pidió a las autoridades iraquíes la aprobación de una ley para perseguir penalmente a los predicadores religiosos que instiguen a la violencia. Y expresó además profunda preocupación por las nuevas miles de familias de inocentes que en la actualidad se encuentran sin ningún tipo de ayuda y que deben huir de las zonas que el ejército iraquí, con el apoyo de milicias iraníes, están tratando de arrancar de las manos del EI.