Francisco: el Papa que nos desafía a diario

Cada vez que el Papa habla nos lanza un desafío a la inteligencia, a las costumbres, a la fe.
El cardenal Christoph Schönborn hace un recuento de ello al cumplir 70…
Papa Francisco plantea un “desafío” y representa un “nuevo inicio”. Si bien es cierto que fuera de la Iglesia muchos están entusiasmados, es necesario preguntarse: “¿También nosotros, en la Iglesia, seremos capaces de asumir y aplicar su programa de reforma?”. El cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y primado de Austria, cumple 70 años el jueves que viene.
En una entrevista al programa religioso de la televisión austriaca Orf, “Orientierung”, hizo un balance de los 20 años durante los que ha guiado la arquidiócesis de la capital austriaca; habló sobre Joseph Ratzinger y sobre Jorge Mario Bergoglio, y, expresando aprecio por la decisión del nuevo cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki, de apagar la cúpula de la ciudad alemana como signo de protesta frente a las manifestaciones anti-islámicas en Alemania, subrayó que no todas las manifestaciones son garantía de la libertad, evocando una manifestación de Hitler en 1938.
“Debo decir –admitió el purpurado en la entrevista– que los años del inicio de mi mandato fueron muy pesados: estaba el drama de mi predecesor”, el benedictino Hans Hermann Groër, obligado a abandonar la arquidiócesis de Viena por acusaciones de pederastia en su contra. Además, recordó el cardenal, había “conflictos en la Conferencia Episcopal”, como el “doloroso conflicto con mi vicario general, Helmut Schüller”, que más tarde encabezaría el movimiento de protesta de los párrocos austriacos, o “las tensiones en la Iglesia de Austria y también en la Iglesia católica del mundo”. Los primeros diez años, para Schönborn, “de 1995 a 2005, fueron muy pesados. Después vino el pontificado de papa Benedicto, que para mí tuvo muchas cosas positivas (lo conozco desde hace 42 años, puedo decir que somos amigos, fui uno de sus estudiantes, su colaborador durante muchos años), muchas cosas positivas que tal vez ahora son poco reconocidas, y también tuvo grandes cuestiones dentro del Vaticano, que fueron verdaderamente dolorosas. Ahora estamos en el pontificado de Francisco, que estoy viviendo como un nuevo inicio, y, al mismo tiempo, a menudo me planteo la pregunta, la preocupación: ¿podremos seguir el paso de su ritmo de reforma? Lo que hace este hombre, a quien el Espíritu Santo puso a la guía de la Iglesia y a quien nosotros elegimos sin saber cómo se habría desarrollado su Pontificado, ¿será escuchado? Tengo la impresión de que es escuchado en muchas personas que no tienen vínculos con la Iglesia, y que están muy impresionados por los temas que trata, por su manera de ser y de plantear desafíos, por su humanidad. ¿También nosotros, en la Iglesia, seremos capaces de asumir y aplicar verdaderamente su programa de reforma? Es una cuestión crucial para mí, me toca profundamente, me plantea un gran desafío. Él nos desafía; su discurso a la Curia antes de Navidad, cuando describió las quince enfermedades espirituales, nos toca a todos nosotros, y puede aplicarse a cualquier organización grande. Es un desafío que nos hace bien”.
Schönborn también afrontó en la entrevista la cuestión de las manifestaciones en contra del Islam en Europa, después de los atentados en la sede de “Charlie Hebdo” y en una tienda kosher de París. “Hay motivos para preocuparse, y también, siempre, motivos de esperanza”. Hablando en general, “la preocupación se relaciona con el hecho de que las tensiones sociales se están agudizando en Europa, hay una divergencia entre quienes se pierden en el desarrollo económico y social y quienes mejoran su situación. Hay una seria preocupación por el riesgo de conflictos entre diferentes culturas, países de origen, religiones. Pero, al mismo tiempo, es fascinante toda la solidaridad que ha surgido después de estas tragedias, en todas las partes y en todos los estratos de la población. Es un buen signo el hecho de que no hayan prevalecido los tonos de quienes pretendían ganar migajas políticas con esta situación”. Después de los atentados de París, “la situación es seria, pero muchas personas de todos los estratos sociales, de todas las religiones y países de origen sienten que esta no puede ser la vía”. En cuanto a su país, “creo que en Austria tenemos una buena, sólida y larga tradición de diálogo entre culturas, lenguas y religiones diferentes. Esta tradición no está muerta, y debemos hacer lo que sea para que permanezca viva”, afirmó Schönborn. En cuanto a las manifestaciones de quienes en Dresde y otras ciudades alemanas protestaban contra la presunta “islamización” de la sociedad europea (el llamado movimiento “Pegida”, el purpurado recordó que “las demostraciones siempre han tenido su espacio y su significado: pueden expresar un anhelo de libertad, como las demostraciones de Praga en noviembre de 1989 o las de Leipzig tras el fin de la República Democrática Alemana. Hay demostraciones buenas y necesarias, que mueven la historia, y también hay demostraciones, como la de Heldenplatz, en 1938 (cuando Adolfo Hitler anunció el “Anschluss”, la anexión de Austria a la Alemania nazi.), que no deberían repetirse”. El cardenal Woleki apagó la cúpula de la Catedral de Colonia como signo de protesta frente a las manifestaciones de “Pegida”. “No había pensado en eso, pero, claro que apagar la cúpula cuando se está llevando a cabo una misa…”, bromeó el cardenal de Viena. “Pero la decisión de Woelki es notable”.
El cardenal explicó que celebrará sus 70 años con algo sencillo (almuerzo en la arquidiócesis, encuentro con los sacerdotes, misa con los jóvenes). “Mi calendario esta muy lleno, no me faltan compromisos; desempeño mi servicio y lo hago con alegría”, explicó Schönborn. Lo único que abunda es «la falta de tiempo», por lo que en el futuro le gustaría dedicar un poco de tiempo a actividades como la lectura, la oración y la reflexión. Sin querer especular sobre su jubilación, de cualquier manera, el arzobispo de Viena recuerda que los obispos se jubilan a los 75 años. Y, en cuanto a los compromisos en el Vaticano (la comisión cardenalicia sobre el IOR, la participación en el Sínodo sobre la familia), Papa Francisco lo ha exprimido.
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