Jueves Santo en El Vaticano

El Papa celebra el Jueves Santo en cárcel de Roma: Jesús se entrega por cada uno, con nombre y apellido
El Papa llegó poco antes de las cinco y media de la tarde a la cárcel romana de Rebibbia donde presidió la Misa de la Cena del Señor. Antes de la ceremonia, saludó a algunos de los 150 reclusos que le esperaban a la entrada del centro y que le recibieron con gran cariño.
Francisco les agradeció tan calurosa bienvenida.
FRANCISCO
"Os agradezco a todos esta acogida. Muchas gracias”.
Aunque se trata de una de las celebraciones más solemnes del año, cuando el Papa entró en la capilla del Padre Nuestro, dentro de la prisión, los reclusos no pudieron contener la emoción y volvieron a mostrarle con este aplauso su agradecimiento por la visita.
El Papa pronunció una sencilla homilía sin texto en la que explicó el significado del sacrificio de Jesucristo. Recordó que se entregó por amor, un amor personal hacia todos y cada uno de los hombres.
FRANCISCO
"Cada uno puede decir: "Jesús ha dado la vida por mí”. Cada uno. Ha dado la vida por ti, por ti, por ti, por mí, por ellos...Cada uno con nombre y apellidos. Su amor es así, personal. Su amor no decepciona nunca porque Él no se cansa de amar como no se cansa de perdonar. No se cansa de abrazarnos”.
Después Francisco lavó los pies a doce reclusos y reclusas imitando el gesto de Cristo durante la Última Cena. Se arrodilló con cierta dificultad y lavó y besó con cuidado los pies de los presos. Eran cuatro hombres italianos, uno brasileño y otro nigeriano. Las mujeres provenían de Nigeria, Congo, Italia y Ecuador. Una de ellas, muy emocionada, estaba acompañada por su hijo al que el Papa también lavó los pies.
El día de Jueves Santo es el día del Amor Fraterno en el que Jesucristo instaura la Última Cena y el sacerdocio. Además, con el gesto del lavatorio, propio de los esclavos de la época hacia los invitados de sus señores, propone un ejemplo de espíritu de servicio y de la caridad que han ejercer los cristianos.
Para estos reclusos, la visita del Papa ha sido un gesto de esperanza y un abrazo para dar dignidad a quienes cumplen condena en las cárceles. Y con estos estos gestos de cariño le demostraron de nuevo su agradecimiento al finalizar la Misa.
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