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La paz nace de un corazón iluminado y transformado por el Evangelio de Jesucristo

15 de diciembre de 2016
La paz nace de un corazón iluminado y transformado por el Evangelio de Jesucristo

Signo: 
Preparar con anticipación el pesebre resaltando en este día la imagen de Dios Padre y ambientarla con un cirio encendido.

Lectura de la Palabra de Dios Jn 5,33-36

Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio

en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de

un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era

la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un

instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor

que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar

a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre

me ha enviado. Palabra del Señor.

 

 

Meditación

“Luz del desterrado”, dice en los gozos de la Novena de Navidad, cuando se anuncia que Jesús viene para disipar las tinieblas del corazón humano y para abrir a todos un corazón lleno de luz y de esperanza.

En la común tarea de construir una nueva Colombia, hemos de ser portadores de Jesús-Luz del mundo. Su palabra predicada con fidelidad, nos debe enseñar a iluminar los caminos, con la misma tarea del que lleva la luz siempre hacia adelante, abriendo paso entre las tinieblas del odio y de la incomprensión a una vida renovada en el amor y en la esperanza.

No podemos permitir más que las sombras del pecado, de la violencia, de la muerte, nos envuelvan y nos encierren en su círculo de venganzas y de odios fratricidas, porque un día en nuestro bautismo nuestros padres y padrinos recibieron la luz para que el amor y la esperanza que nacen de Jesús nos hicieran, a la vez testigos de vida y de paz.

El Papa Francisco nos exhorta a comunicar la alegría del Evangelio y nos dice: “la propuesta es el Reino de Dios (Lc. 4. 43)”. Se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será escenario de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. El anuncio del Reino y la experiencia cristiana tienen consecuencias sociales. Cristo es nuestra paz. El anuncio del Evangelio comienza siempre con el saludo de paz, y la paz corona y cohesiona en cada momento la relación entre los discípulos. La paz es posible porque el Señor ha vencido al mundo “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Col. 1. 20). Tenemos que llegar a descubrir que el primer ámbito a donde estamos llamados a lograr la pacificación en las diferencias es la propia interioridad, la propia vida amenazada por la dispersión. Con corazones rotos y fragmentados es difícil construir una auténtica paz. Solo con la unidad, con la conversión de los corazones y con la reconciliación podremos hacer avanzar nuestro país. (Cf. EG 180. 229.230).

Descargue la novena de navidad a Continuación: https://issuu.com/directorio2014/docs/novena_de_navidad_2016

 

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