La Puerta Santa a domicilio

Monseñor Luciano Capelli es un obispo salesiano que atiende las islas Salomón. Siendo su diócesis un archipiélago ha llevado la Puerta Santa de isla en isla para que…
El obispo Capelli, ha sido muy claro al decir que la idea del Papa no puede quedar truncada por un accidente geográfico, si hay que llevar a la Puerta Santa a la gente, se hará: «Si la gente aislada no puede ir a la Puerta santa, la Puerta santa irá a la gente aislada». Y a fe que lo ha hecho, pues en barca ha organizado el transporte del signo del Jubileo, el «umbral que conduce del pecado al bien», en barca, de una isla a otra en su diócesis de Gizo, entre los indígenas. Porque muchas parroquias están muy lejos de la catedral y era casi imposible que las poblaciones tribales pudieran llegar a ella.
Jorge Mario Bergoglio quiere que la misericordia llegue a todos los rincones del planeta, y así cada diócesis tiene una Puerta santa. La de la diócesis de Gizo, por voluntad del religioso italiano, es móvil, portátil e itinerante. De esta manera puede llegar verdaderamente a todas las personas, aunque vivan en los lugares más alejados del archipiélago.
Un éxito inesperado
Y fue un «éxito inesperado: nunca antes se había visto una participación semejante», exclama monseñor Capelli. En estos dos meses de «estafeta» de una aldea a otra, la población ha tomado muy en serio esta experiencia. En cada parroquia hubo una larga preparación basada en la bula del Jubileo de papa Francisco Misericordiae vultus. Además hubo también muchas manifestaciones y ceremonias «folklóricas y culturales», vinculadas con las tradiciones locales. Cada una de las llegadas de la puerta santa fue espectacular: se veía acercándose en una barquita, al lado de una cruz, entre las olas; después llegaba a la playa, en donde recibía «la bienvenida tradicional de los grandes eventos». Se trata de una coreografía de saludo «guerrera: primero los combatientes de la aldea, con trajes típicos, agreden al huésped para saber qué es y para dejar claro quién vive en ese territorio; después, cuando tienen la certeza de que el visitante llega en paz, lo acompañan y escoltan hasta su destino», que en este caso son las parroquias o las escuelas. Todo ello entre bailes y cantos. Y oraciones. Estas celebraciones han tenido un «gran impacto, reforzando los valores evangélicos y la voluntad de reconciliación en familia y entre personas o familias en conflicto». Se ha comprendido que «la misericordia es un don que hay que recibir pero que también hay que ofrecer».
La Puerta santa itinerante es la última invención del «obispo volador». ¿Por qué volador? Porque Capelli administra su diócesis volando de una aldea a otra en un hidroplano, «para superar el aislamiento humano y espiritual de las tribus». Pero no vuela como pasajero: él mismo lo pilotea. «Saqué la licencia de piloto en Italia», explica, como si fuera completamente normal ver surcar los cielos a un obispo piloteando un avión.
Entre sus fieles (alrededor de 12.500, divididos en 100 comunidades) es difícil ver a Capelli con sotana y solideo. Normalmente, como cuando pudimos encontrarlo, lleva una camiseta y «a menudo usa una que dice ‘bishop Luciano’», nos dice un amigo suyo salesiano.
Las emergencias
Desembarcó por primera vez hace 16 años en las islas, después de haber pasado 34 años en las Filipinas. Es obispo desde 2007 y desde muy pronto se dedicó a gastar sus energías para ayudar «a la gente a soñar un futuro diferente para los propios hijos y para llevar el consuelo de los sacramentos a las aldeas más remotas». Aquí todos «pertenecen a una Iglesia y viven con entusiasmo, con danzas y oraciones, las celebraciones —dijo. Las Iglesias locales tienen escuelas y clínicas en lugares aislados, responden a las necesidades esenciales, desde la salud hasta la educación». Con la Onus «Amis» (Amigos de la Misión en las Islas Salomón) y gracias a los voluntarios italianos, Capelli ha construido dos hospitales, en particular porque «ya estábamos cansados de enterrar a los niños. Se necesitan servicios sanitarios que salven y curen las vidas desde el nacimiento». La fuente principal de sostén para sus actividades se encuentra en Italia: son las Misiones Don Bosco, que le envían constantemente financiamiento y colaboradores.
Los indígenas «consideran a Francisco como uno de ellos —subrayó—, porque es un Papa que verdaderamente está cerca de los que hacen esfuerzos para sobrevivir». Y en todas las aldeas «han expresado agradecimiento al Pontífice justamente por el Jubileo». Y por este motivo Capelli quisiera encontrarse con Bergoglio: «para llevarle personalmente el ‘gracias’ de la gente de las lejanísimas Islas Salomón».
(imagen: pinterest; salesianos)
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