Las monjas que casan, bautizan, vadean ríos y andan en mula

A raíz del encuentro de las superioras religiosas con el Papa se ha dado un debate sobre el papel de la mujer en la Iglesia: si ministras o diaconisas, si ordenadas o no…
En 1957, un padre sinodal, el obispo Federico Kaiser Depel recibió como diócesis un territorio de más de 30.000 kilómetros cuadrados en el Perú. Tenía sólo 10 sacerdotes. Con la madre Willibrordis fundaron la comunidad, que hoy sigue en la diócesis de Caravelí y en todos los territorios apartados, pero no olvidados del Perú.
Las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, la congregación fundada en Perú en 1961, sirven en los lugares más desatendidos de América Latina, donde no hay sacerdotes.
Mientras algunos teorizan sobre el papel hipotético que podrían tener unas "diaconisas", en América Latina y en países con gran escasez de sacerdotes y distancias enormes hay religiosas que sostienen a sus comunidades de fe con todo tipo de servicios litúrgicos y sociales.
"Los lugares y regiones sin sacerdote residente son el campo exclusivo de nuestro apostolado. Allí la gente se queja: “Somos los olvidados”. Un sacerdote ambulante llega a esos lugares tal vez anualmente. Hemos hallado un pueblo donde las personas más ancianas nunca habían visto un sacerdote. Cuando un niño tenía 3 ó 5 años, su papá lo llevaba a caballo al otro lado de las cumbres andinas para hacerlo bautizar".
"En cada centro misional estamos un grupo de 6 a 8 religiosas. Luchamos más que nada contra la ignorancia y el pecado. Son ellos los enemigos más funestos de la humanidad. Deseamos aliviar el abandono de nuestros fieles y mitigar su hambre de Dios, ofreciéndoles atención religiosa lo mejor que podamos. Bien sabemos que no podemos sustituir al sacerdote, pero le preparamos el camino".
Mil cosas por hacer, también en liturgia
La web de las religiosas expone una lista de sus tareas:
- Enseñar las verdades religiosas.
- Administrar bautismos.
- Celebrar la Liturgia de la Palabra.
- Repartir la Sagrada Comunión.
- Asistir en la celebración de matrimonios.
- Atender enfermos y moribundos.
- Asistir a velorios y dirigir entierros.
- Formar y guiar catequistas.
- Tener a cargo los libros Parroquiales y extender las respectivas partidas, etc.
Pero ellas dejan claro que lo que desean es que las zonas donde sirven tengan su propio sacerdote residente para poder ellas ir a otro lugar. "El abandono sólo se supera con un sacerdote residente. Mientras no lo haya, nosotras nos encargamos de la atención pastoral de la zona que se nos encomienda".
Caminos sin asfaltar
La prensa argentina ha recogido algunos aspectos del servicio de estas misioneras en la diócesis de Santiago del Estero, la más pobre de Argentina, con unos 70 sacerdotes para atender una población muy dispersa.
Ellas atienden un territorio del noroeste de la diócesis llamado La Candelaria, con una parroquia y 14 capillas. No solo tienen funciones litúrgicas o catequéticas, sino que llevan alimentos, medicamentos, agua y ayuda de todo tipo a los más necesitados, recorriendo infinitos kilómetros casi siempre sin asfaltar. Ellas suelen decir que cuando acaba el asfalto empieza su territorio.
A muchos sitios van en monturas animales, o bicicleta, o a pie.
Muchas de estas religiosas son enfermeras universitarias especializadas en obstetricia y odontología y ayudan con los primeros auxilios en caso de urgencias médicas.
A menudo ellas son las que trasladan los enfermos al hospital más cercano, que suele ser en la capital provincial, a 270 kilómetros, los primeros 50 en pistas de tierra.
Aunque las misioneras agradecen y potencian todas las vocaciones con formación en medicina, a nivel espiritual su formación básica implica 6 años: un año de postulantado, dos años de noviciado y tres de juniorado. "Durante este tiempo cumplimos un programa de Teología bíblica, Dogma, Moral, Historia de la Iglesia, Filosofía, Misionología, Liturgia, nociones de Derecho Canónico. Además, nos preparamos en Pastoral, Catequesis, Oratoria, Doctrina social, Música y la lengua propia donde trabajamos".
Tienen comunidades en Bolivia, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile.
(imagen MJVV)
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