Ninguna vida es cualitativamente más significativa que otra

El papa Francisco recibió en el Aula Pablo VI a seis mil quinientos doctores miembros de la Asociación de Médicos Católicos Italianos con motivo del setenta aniversario…
''La atención a la vida humana, sobre todo a la que presenta mayor dificultad, es decir, la de los enfermos, los ancianos y los niños, implica profundamente la misión de la Iglesia que también se siente llamada a participar en el debate que tiene por objeto la vida humana, presentando su propuesta basada en el Evangelio. En muchos lugares -observó el Pontífice- la calidad de vida está unida principalmente a las posibilidades económicas, al "bienestar", la belleza y el goce de la vida física, olvidando otras dimensiones más profundas - interpersonales, espirituales y religiosas - de la existencia. De hecho, a la luz de la fe y de la recta razón, la vida humana es siempre sagrada y siempre " de calidad". No hay vida humana más sagrada que otra, como no hay una vida humana cualitativamente más significativa que otra, simplemente en virtud de mayores recursos, derechos, y oportunidades económicas o sociales''.
Por eso, con su trabajo los médicos católicos deben dar testimonio ''con la palabra y con el ejemplo de que la vida humana es siempre sagrada, valiosa e inviolable, y, como tal, debe ser amada, defendida y tratada''. La profesionalidad de los médicos ''enriquecida con el espíritu de fe, es una razón más para trabajar con todos los que - incluso desde diferentes perspectivas religiosas o de pensamiento - reconocen la dignidad de la persona humana como criterio de su actividad. Si el juramento de Hipócrates os compromete a ser siempre servidores de la vida, el Evangelio -añadió Francisco- os empuja más allá: a amarla siempre y de todos modos, sobre todo cuando requiere atención y cuidados especiales''.
''El pensamiento dominante propone a veces una "falsa compasión": la que cree que favorecer el aborto ayuda a la mujer, que la eutanasia es un acto de dignidad, que una conquista científica es ''producir'' un hijo considerado como un derecho en lugar de aceptarlo como un don; o utilizar vidas humanas como conejillos de indias, para salvar presumiblemente otras. La compasión evangélica en cambio, es la que acompaña en tiempos de necesidad, o sea la del Buen Samaritano, que "ve", "tiene compasión", se acerca y da ayuda concreta. Vuestra misión como médicos -concluyó el Pontífice- os pone en contacto diario con muchas formas de sufrimiento. Os animo a haceros cargo como "buenos samaritanos", cuidando especialmente de los ancianos, de los enfermos y de los discapacitados. La fidelidad al Evangelio de la vida y el respeto por ella como un regalo de Dios a veces requiere decisiones valientes que, en circunstancias particulares pueden llegar a la objeción de conciencia. Y a tantas consecuencias sociales que esa fidelidad comporta. Estamos viviendo una época de experimentación con la vida...Pero es una mala experimentación... Jugar con la vida.... es un pecado contra el Creador: contra Dios Creador, che creó las cosas como son''.
Fuente Disminuir
Fuente



