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No tema reconciliarse con Dios

25 de marzo de 2015
No tema reconciliarse con Dios

La confesión es el sacramento en el cual, por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos.  La sagrada…

La confesión fue instituida por Jesucristo, para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo. Cuando alguien confiesa (reconoce y manifiesta) sus pecados con humildad y arrepentimiento, Cristo mismo le da su perdón y su amistad y lo reintroduce en la comunión eclesial a través de un ministro ordenado, continuador del ministerio de los Apóstoles.

No es suficiente confesar los pecados directamente a Dios, por que el mismo Jesús confirió a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados:

«Lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos (Mt 16,19)». 

 

Con la confesión se obtienen tres gracias o favores especiales:

1) Nos devuelve o nos aumenta la gracia santificante: la amistad con Dios.
2) Nos da fuerzas especiales para evitar el pecado y rechazar las tentaciones. 
3) Nos da asco y antipatía por todo lo que sea ofender a Dios.

 

Para hacer una buena confesión son necesarios cinco pasos:

1) Un examen de conciencia
2) Arrepentirse de los pecados
3) Propósito de enmienda
4) Confesarse con el sacerdote
5) Cumplir la penitencia que impone el confesor.


Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros.

1. Examen de Conciencia Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños. 


2. Arrepentimiento Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.


3. Propósito de no volver a pecar  Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.

4. Decir los pecados al confesor  El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.

5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.


Para tener una guía para un buen examen de conciencia puede repasar los diez mandamientos y mirar en que se ha fallado. "Cada uno examine su propia conducta, porque cada cual responderá por sus pecados ante Dios". (Gálatas 6,4).

 

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