¿Soy yo, acaso, Maestro?

El Señor es perfectamente consciente de que el momento determinado por su Padre, para entregar la vida por la humanidad, ha llegado
El Señor muestra su lado más humano al conmoverse ante la traición de Judas y anta la negación de Pedro. El Señor asume toda la realidad dolorosa, angustiosa que tiene la Pasión. Vive, como las víctimas de la injusticia y la violencia.
El Señor tiene la fuerza para entregarse a la Pasión, porque está en profunda comunión con el Padre, aunque en algún momento experimente la sensación de abandono. Pero el saber que es sostenido por el Padre, le permite la entrega por la humanidad.
La entrega obediente de Jesús debe ser motivo de meditación para todos nosotros.
Al final, el Arzobispo ha pedido la intercesión de monseñor Perdomo, con esta oración:
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